INTERNADO, DESINTOXICADO Y RECUPERADO
Luego del caos total que significó la grabación del disco 'Bien ahí', Sunday Ramos se dedicó a vagar perdidamente por las planicies santiagueñas, rezando y buscando una respuesta a su completo desorden mental. Cardo humeante en mano, y expuesto a un calor extremo, intentaba en vano preguntarse tantas cosas sin respuesta. Su rostro ya bastante desfigurado, hacía juego con su cuerpo entrado en carnes, y que denotaba cuantiosos excesos. Hacía tiempo que su vida era una sucesión de fiestas sexuales de poca monta y orgías de búsqueda mental con todo tipo de variedades que el cardo podía ofrecer. Cigarros, jugo, ensaladas, tortillas, bizcochuelos, y demás aplicaciones que terminaron por hundir en el abismo a este genio totalmente casual de la música, que originariamente sólo quería triunfar como cantante latino.
En uno de sus paseos sin rumbo, fue alcanzado por uno de los miembros de su guardia personal, y llevado en presencia de Larsson, quien ordenó su inmediata internación. Los guardias de Larsson procedieron a llevarlo a la clínica siquiátrica Santa Eugenia, en las afueras de la ciudad de La Banda (foto 1). Allí Ramos pasaría los próximos seis meses para limpiarse de toda sustancia e impureza, hasta recuperarse por completo. Sus actividades incluian paseos en burro hasta no más de 600 metros de la clínica, el cultivo de la tierra, el amasado de pan, la alfarería y el estudio de las culturas indígenas. Según se supo, de a poco iba perdiendo interés en la cultura siria, hasta que un día ya no volvió a mencionar el tema. Con la paulatina pérdida de su conexión pisíquica con la tradición de sus ancestros paternos, los médicos determinaron que Sunday estaba en fase recuperatoria positiva, por lo que fue adquiriendo cada vez más libertad para entrar y salir de la clínica libremente. Recién el 23 de febrero de 2003 consiguió el alta médica oficial. Sunday Ramos era otro hombre; se sentía fuerte, vigoroso, lúcido, creativo, y su percepción, gracias al trabajo psiquiátrico, había vuelto a ser la misma de cualquier ser humano normal. Sentía una irrefrenable necesidad de volver por sus fueros, de encarar su carrera musical seria- y profesionalmente, y de componer con nueva inspiración y nueva temática. Musicalmente abrazó la música latina melódica con más fuerza que antes, pero con total conciencia de lo que hacía. Ya no había ninguna diferencia entre lo que sonaba y lo que él escuchaba en su cerebro. Su realidad volvía a ser uno en uno de nuevo. En cuanto a las letras, su inclinación por temas vinculados al amor era muy poderosa.
En uno de sus paseos sin rumbo, fue alcanzado por uno de los miembros de su guardia personal, y llevado en presencia de Larsson, quien ordenó su inmediata internación. Los guardias de Larsson procedieron a llevarlo a la clínica siquiátrica Santa Eugenia, en las afueras de la ciudad de La Banda (foto 1). Allí Ramos pasaría los próximos seis meses para limpiarse de toda sustancia e impureza, hasta recuperarse por completo. Sus actividades incluian paseos en burro hasta no más de 600 metros de la clínica, el cultivo de la tierra, el amasado de pan, la alfarería y el estudio de las culturas indígenas. Según se supo, de a poco iba perdiendo interés en la cultura siria, hasta que un día ya no volvió a mencionar el tema. Con la paulatina pérdida de su conexión pisíquica con la tradición de sus ancestros paternos, los médicos determinaron que Sunday estaba en fase recuperatoria positiva, por lo que fue adquiriendo cada vez más libertad para entrar y salir de la clínica libremente. Recién el 23 de febrero de 2003 consiguió el alta médica oficial. Sunday Ramos era otro hombre; se sentía fuerte, vigoroso, lúcido, creativo, y su percepción, gracias al trabajo psiquiátrico, había vuelto a ser la misma de cualquier ser humano normal. Sentía una irrefrenable necesidad de volver por sus fueros, de encarar su carrera musical seria- y profesionalmente, y de componer con nueva inspiración y nueva temática. Musicalmente abrazó la música latina melódica con más fuerza que antes, pero con total conciencia de lo que hacía. Ya no había ninguna diferencia entre lo que sonaba y lo que él escuchaba en su cerebro. Su realidad volvía a ser uno en uno de nuevo. En cuanto a las letras, su inclinación por temas vinculados al amor era muy poderosa.
A la par de esto, se fundaba en Santiago del Estero la primera sociedad de apreciación de su obra, cuya presidenta fue a visitarlo durante los últimos días de estadía en la clinica. Enorme fue su felicidad cuando descubrió lo impecable del estado físico y psíquico de Sunday (foto 2).
Larsson y Clutterburk lo fueron a retirar de la clínica y ambos notaron con mucha alegría que su pupilo había dado un vuelco positivo enorme. Inmediatamente le comunicaron sus planes de grabar un nuevo disco, que fuera más fresco, dinámico y vendedor que cualquiera de los anteriores. Un nuevo Sunday Ramos asomaba en el horizonte de esta historia.
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