14 agosto 2006

EL INEVITABLE CAMINO HACIA EL HUNDIMIENTO TOTAL

Sunday había logrado un considerable éxito en Santiago del Estero con los conciertos de presentación de 'La cultura del cardo', aquel controvertido y recordado disco donde se mixturaban las más diversas corrientes cualquieristas. Pero no fue así con la venta concreta de álbumes, que como ya vimos, fue escasísima. Todo el mundo tenía un ejemplar pero nadie había pagado por él. Durante varias semanas el disco estuvo encabezando las listas de éxitos de las radios alternativas, debido al abrumador pedido de temas, nunca por las ventas.
Decidido a capitalizar de todos modos la buena fortuna de los shows, el destino lo llevó a querer conquistar Salta y a probar suerte en Tucumán y Catamarca, regiones en las cuales sus dos discos habían funcionado con menor aceptación todavía que en Santiago. En un rapto de ingenio creativo, bautizó a aquel tour "Gira Cardíaca", creyendo que el término aludía al cardo. Días después, alguien le dijo que el nombre había sido un error, lo que a esta persona le costó un par de dientes. Ramos hacía un culto elevado del cardo, por lo que era muy difícil cuestionarle algo acerca de eso, y menos burlarse de él.
En uno de los poblados salteños conoció a Ingmar Larsson, un sueco llegado misteriosamente al país en 1996, y a Pedro "El Pirata" Clutterburk, quienes oficiarían de manager y "road agent", respectivamente, hasta la actualidad (foto 1). La gira incluyó varios pueblos norteños, donde Ramos, que ya había abandonado los pequeños tablados, tocaba en teatros mal iluminados y pobremente mantenidos. Él se empecinaba en crear atmósfera en su camarín, donde jamás faltaban flores frescas, ni pipas de cardo, tanto como para salir a escena bien motivado. El espectáculo presentaba, claro está, lo mejor (o lo peor) de sus dos álbumes editados, incluyendo un set acústico donde él aparecía sin grupo de apoyo, solo con su guitarra. Desde la prueba de sonido, Sunday obligaba a sus músicos a sonar desde su particular punto de vista, y más de una vez, les toqueteaba las clavijas del bajo y guitarras para dejarlas "a gosto y piacere" suyo, lo que invariablemente significaba desafinarles las cuerdas, con las consecuentes discusiones que a nada bueno arribaban. Su mente imaginaba situaciones sonoras inexistentes, ya que el cardo comenzaba a destruirle la percepción sin piedad. Los periodistas, contrariamente a lo que sucedía en su provincia natal, se burlaban de él, a veces incluso con crueldad. Muchos lo invitaban cordialmente a que se fuera de la ciudad, pero Sunday hacía caso omiso a la voluntad reinante, pues el cardo le hacía ver una realidad opuesta, "A ustedes, los de este pueblo, los llevo en mi corazón y son los primeros", solía afirmar en todas las radios donde promocionaba sus conciertos.
Una vez en vivo, nadie podía resistir semejante pandemonium escénico y sonoro, y menos a una banda que tocaba desafinada, aunque correctamente desde el punto de vista de la ejecución individual. Su voz era tranquila, casi una letanía, como un Nick Cave más suave mixturado con un Kevin Ayers casi sin voluntad. Muy pocas luces, blanquecinas y tenues, iluminando el proscenio, mostrando figuras dantescas de un daguerrotipo lánguido y decadente. Viéndolo desde un aspecto de art-rock, lo suyo era insuperable, pero lejos se estaba de los escenarios afterpunk londinenses, y aún más lejos de la glamorosa decadencia de los años '20.
La gente de las provincias vecinas se dividía entre seguidores acérrimos y los que lo detestaban. Estos últimos, apenas arribaba Ramos a sus localidades, lo esperaban en la terminal de micros para hacerlo blanco de tiro de todo tipo de hortalizas. Si bien ambas facciones asistían al teatro, curiosamente nunca se daban escenas de desprecio entre ellas, ni entre público y artista, dado que la música y la voz de Sunday narcotizaban al auditorio, llevándolo a un trance inexplicable de perplejidad y asombro generalizado.
Larsson y Clutterbuck trataban por todos los medios de evitar los excesos del consumo de cardo, resultando infortunadas sus gestiones la mayoría de las veces, y en muchos de los conciertos de la "Gira Cardíaca", Ramos era retirado inconsciente de su camarín, con total incapacidad de volver a escena para interpretar un bis, lo que, por otro lado, jamás le era requerido.
En Orán, los acontecimientos se precipitaron sin remedio. Visiblemente alterado, detuvo a su grupo en medio del tercer tema, para iniciar un discurso incomprensible sobre las bondades del cardo y otras incoherencias por el estilo. En el Teatro Argentino de Tartagal, tuvo que reiniciar tres veces el tema "Siria", pues no entraba a tiempo con su voz, y con el agravante de que la banda tenía que repetir siempre la introducción, que duraba ocho minutos. Esa noche, el público no toleró los excesos de Ramos y procedió a destruir el recinto. Sunday, protegido por Larsson, huyó por una portezuela trasera y se refugió en una inmobiliaria de las cercanías. Había quedado a salvo. Ramos se quedó cinco meses viviendo en los fondos de aquellas oficinas, donde se reanimó para componer el material que integraría su tercer disco, cuyo título tentativo iba a ser 'Cardone Cardíaca, Cardumen Cardánico", aunque al momento de su edición terminó llamándose 'Bien ahí'. El casero de la inmobiliaria se había congraciado con él, alimentándolo y cuidándolo con esmero, sin saber demasiado porqué lo hacía (foto 2). Incluso le brindó algunas clases de siku, a lo que Sunday le retribuyó invitándolo a participar en varios shows futuros. En la inmobiliaria, Ramos era visitado por Ingmar y Pedro quienes le proveían hojas para escribir nuevas letras y cuerdas para su guitarra, pues Sunday también era famoso por la poca durabilidad de sus instrumentos. Luego de aquel largo periodo, el flamante material estuvo por fin terminado, y a punto para su grabación. Pero el problema era otro: El que no estaba a punto era el propio Sunday Ramos.
Las sesiones de grabación, llevadas a cabo en el estudio La Pasión, terminarían por destruir lo poco que quedaba de raciocinio en su endeble psiquis.